Desde que no estás
No tengo herramientas para pensar en vos y no sé cómo hacer para pensarte tan cerca tan lejos a la vez que no sé cómo voy a llegar hasta tu mundo, sin pies que me lleven hasta vos. No tengo armas para defenderme del dolor que se avecina, para paliar más y más dolor que tanto estuvo conmigo. No sé de qué colores vendrá vestido el recuerdo de tus manos que trabajan desde arriba, tu imagen dorada que me acechó siempre en base a tu presencia. No alcanzo a imaginar tu aroma en el aire que ya no te toca y en las veredas tu sombra tan carente de sustento. No sé para qué servirán los paisajes que no te albergan en sus colores. No sé cuántas cosas, como decía Borges, se habrán tornado vanas. a partir de tu ausencia. Y tengo que enfrentarme con ella. Con su reflejo patente en cada objeto, en cada esquina en la que tropiece con algo nuevo, para mí nuevo, desde que no estás.