Desde que no estás

No tengo herramientas para pensar en vos
y no sé cómo hacer para pensarte tan cerca
tan lejos a la vez
que no sé cómo voy a llegar hasta tu mundo,
sin pies
que me lleven hasta vos.
No tengo armas para defenderme del dolor
que se avecina, para paliar
más y más dolor
que tanto estuvo conmigo.
No sé de qué colores vendrá vestido
el recuerdo de tus manos
que trabajan desde arriba,
tu imagen dorada que me acechó siempre
en base a tu presencia.
No alcanzo a imaginar tu aroma
en el aire que ya no te toca
y en las veredas tu sombra tan carente
de sustento.
No sé para qué servirán los paisajes
que no te albergan
en sus colores.
No sé cuántas cosas, como decía Borges,
se habrán tornado vanas.
a partir de tu ausencia.
Y tengo que enfrentarme con ella.
Con su reflejo patente
en cada objeto, en cada esquina en la que
tropiece con algo nuevo,
para mí nuevo, desde que no estás.


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