cenizas
Los rescoldos de nuestro pasado queman
aún ardientes
y luego son solo carbones
Pero debió existir el fuego
inexorable
y primero que nada
la madera
El fuego que la quema
es primero ardor
elucubrando una magia
toda fascinación
volviéndola materia renegrida
y corazón de aire
Y ahí
es cuando encendemos
el carbón ya utilizado
por otros fuegos
anteriores, pretéritos
con el del hoy
Consume en volátiles chispas
fulgurantes brasas
y sonidos ancestrales
la madera que conservaba
apenas su esencia
Y allí
en ese momento
una nueva magia se desenvuelve
frente a nuestra sabia mirada:
llegan la madera
el carbón
y el último fuego
a volverse cenizas
Aporto mi sal parrillera.
ResponderBorrarse agradece el aporte con un grupo de chispas caprichosas
BorrarGracias Julie, por el fuego compartido...
ResponderBorrarDe nada, y ¡gracias por leer, y comentar!
BorrarLeí tu texto y ya estaba inspirándome para escribir algo que... ya había escrito. Y de pronto lo recordé.